lunes, 31 de enero de 2011

El principio de la historia...


Siempre me han gustado las manualidades, inventar, diseñar, crear… y siempre he ido buscando un camino a seguir que me llevara a conseguir una satisfacción personal en este mundo de la creatividad y no lo encontraba.
Recuerdo de pequeña dibujar líneas paralelas y perpendiculares en todos los sentidos a fin de conseguir un dibujo original y pintarlas con colores llamativos que cautivaran la vista, pues era la única forma de conseguir algún resultado convincente, ya que mi mano no está hecha para dibujar.
Mis primeros contactos con la costura, son desde bien pequeña, en casa siempre he visto agujas e hilos, mi madre cosía en casa y yo con mis posibilidades ayudaba en lo que podía (cabe decir que muchas veces protestaba ya que no me apetecía lo más mínimo ponerme con aquella labor). Incluso llegué a acompañar a mi madre al taller de costura, cortaba patrones, y así conseguir ganarme un dinerito para el verano.
Con unos 20 años, una de mis hermanas, me enseñó un kit de punto de cruz que estaba haciendo y me interesé por saber como se hacía, me enseñó a separar los hilos de la madeja (pues ni eso sabía) y creo que fue aquí donde empezó mi afición.
Desde aquel día no recuerdo ningún día sin una manualidad que atender, han sido casi 16 años realizando labores de punto de cruz, eso sí, en casa no tengo ningún cuadro mío, todos los he regalado… ni mis hijos tienen una labor de su madre en sus habitaciones.
Un día recuerdo que fui a comprar hilos para punto de cruz a una tiendecita de barrio que hay cerca de mi casa, Montse, que así se llama su propietaria, me atendió de maravilla; encima del mostrador habían unas telas con una muñequita cosida encima (ahora sé que esa muñequita se llama Sunset) y le pregunté que como se hacía, me respondió que era muy fácil y que si hacía punto de cruz no tendría ningún problema en realizar esa labor. Me marché no muy convencida de que yo iba a saber hacer esa tarea pero por otro lado con una espinita, pues, la labor me gustó mucho.
Lo comenté con mi compañera y amiga de labores (Irepatch) y ésta que ya llevaba tiempo pensando en ello se apuntó. Yo comencé a sopesar la situación pero me parecía imposible, atender a la peque, embarazada, de donde iba a sacar tiempo… tenía que pedir a mi marido que se quedara con la peke una tarde… pero tenía muchas ganas.
Cuando empecé a ver los trabajos que realizaba Irepatch fue cuando dije tengo que apuntarme como sea.
Y así fue como un buen día Irepatch le comentó a Montse (nuestra profesora) si podía ir a clases y aquí comienza mi historia…
Bueno a partir de ahora espero compartir muchos momentos agradables con vosotr@s

1 comentario:

  1. Hola, Marieta:
    Bienvenida a este espacio de bloggers. Veo que recién estrenas tu rincón. Te animo a que sigas publicando; estoy segura que se te ocurrirán muchas ideas para transmitir por este medio.
    Gracias por visitar mi «Plaza Mutante». Puedes llevarte las fotos, me alegro que te gustaran.

    Saludos
    Susana

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